LA
MARIANNE
MASONA
Pueden identificarse dos tipos de
representación femenina de inspiración mitológica:
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La Marianne masóna de Paul Lecreux, alias Jacques France
(1879) |
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La primera encarna la virtud y
beneficencia, la fecundidad y la maternidad. Se transluce en la
inspiración mitológica de Cibeles, diosa materna de la tierra,
luciendo una corona de vegetales y los atributos del trabajo y la
fecundidad, simbolizados en el haz de trigo. Ella encarna la
beneficencia masónica, la paz entre hombres divididos, la masonería
socorriendo a la humanidad o formas alegóricas de fe, esperanza y
caridad.
La segunda representación
femenina corresponde a la mujer militante y guerrera que lucha por la
instauración de la República. Aparece bajo los rasgos de una mujer del
pueblo llamada Marianne, vestida a lo antiguo con gorro frigio y
pregona el ideal de libertad, igualdad y fraternidad. Antes de 1848,
las primeras alegorías de la República se inspiran en la diosa
Minerva, blandiendo una lanza en la mano derecha, una escuadra y un
compás en la mano izquierda que sirvieron de inspiración a las
actuales representaciones de la Marianne. En 1879 aparece la famosa
Marianne masónica de Paul Lecreux, alias Jacques France, de la cual,
la versión profana alcanzó gran éxito en los Ayuntamientos. Su gorro
frigio nos recuerda el rito de emancipación en la República romana por
el cual se cubría con un gorro al esclavo liberados.
El calificativo de Marianne,
procede del Languedoc y de las comarcas del sudoeste. Desde fines de
1792 dicho calificativo se difundió mediante la interpretación de la
canción occitana la Garisou de Marianne, escrita por Guillaume
Lavabre. Por aquella época, este nombre plebeyo con resonancia marial
(puesto que Ana es la madre de María), evocaba la República y su
proceso revolucionario en tono casi jocoso. Esta representación
iconográfica definitiva de la República y su apodo como Marianne se
concretiza a mediados del siglo XIX. La adopción de la Marianne
republicana como símbolo oficial viene a ser definitiva a comienzos de
la Tercera República. Pueden distinguirse dos tipos de Marianne;
primeramente, la de una representación sabia, maternal y estable,
llevando una diadema solar o una corona vegetal, símbolos del trabajo
y de la fecundidad. Pero también como una figura subversiva más
desnuda, armada y plasmada en pose de combate, realzada por su gorro
frigio. Prohibida durante mucho tiempo, logró finalmente imponerse. La
francmasonería sirvió de inspiración a algunas de estas figuras y
contribuyó a la difusión de su versión popular a partir de 1848. Desde
entonces la masonería se presenta bajo una alegoría femenina,
utilizando los mismos cánones.
Extractado de: Ludovic Marcos (Conservador del Museo de la Francmasonería del Gran
Oriente de Francia), Museo de la francmasonería, Paris, 2001,
pp. 24-27.
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